Los antibióticos para perros son ampliamente utilizados en veterinaria. Decidir cuál es el más adecuado, a qué dosis y contra qué enfermedad es una facultad exclusiva del especialista titulado. Pero, en este artículo vamos a explicarte muchos aspectos interesantes de estos fármacos tan útiles. Y recuerda que en escuela Gremio puedes ampliar tu perfil académico y profesional previo en veterinaria a través de nuestro curso de farmacia veterinaria. ¡Síguenos!
Índice de contenidos
¿Qué son los antibióticos para perros y para qué sirven?
Los antibióticos para animales son medicamentos que se han diseñado para combatir la proliferación de las bacterias. Has de saber que ejercen su acción a través de diversos mecanismos químicos. Sin embargo, en algunos casos pueden utilizarse para curar otros tipos de contagios. Un ejemplo es el metronidazol, que figura entre los antibióticos efectivos en la erradicación de infecciones causadas por protozoarios.
Hay muchas formas de agruparlos, lo que puede darte una idea de su complejidad. En primer lugar, hay dos grupos principales de antibióticos para perros. Están los bacteriostáticos, que inhiben la reproducción de estos microorganismos, y los bactericidas, que matan las bacterias.
Sin embargo, hay clasificaciones que se basan en otros criterios. Esto lo verás con detalle en el próximo apartado.
Clasificación de los antibióticos para perros
Si nos adentramos en las funciones específicas, encontraremos varias clases de antibacterianos para perros. Los que describimos a continuación se categorizan por el lugar específico en el que actúan:
- Inhibidores de la síntesis de proteínas bacterianas: aminoglucósidos, tetraciclinas, macrólidos y cloranfenicol.
- Inhibidores de la síntesis de la pared bacteriana: penicilinas, monobactámicos, carbapenémicos y cefalosporinas.
- Inhibidores de los ácidos nucleicos: novobiocina, quinolonas, fluoroquinolonas, rifamicina, nitroimidazoles y nitrofuranos.
- Inhibidores de beta-lactamasas: ácido clavulánico y sulbactam.
- Inhibidores de síntesis de ácido tetrahidrofólico: diaminopirimidinas y sulfonamidas.
Atendiendo a otra manera de categorizarlos, existen dos grupos. Los antibióticos selectivos actúan únicamente contra un tipo de bacteria, mientras que los de amplio espectro tienen efecto en diferentes clases de microorganismos.
Qué tener en cuenta en farmacia veterinaria
Como habrás podido observar, estos medicamentos están disponibles en una amplia variedad de opciones. Su efectividad va a depender de una serie de factores, que varían de un perro a otro. Aun así, los parámetros a tener en cuenta son:
- El tipo de bacteria que causa la infección.
- La dosis, que será proporcional al peso del animal.
- La frecuencia de administración: diaria, dos veces al día o cada 6 horas.
- La vía de administración: oral, tópica, intramuscular o intravenosa.
- La duración del tratamiento, que será de días o semanas.
- Los posibles efectos secundarios.
Hay dos aspectos fundamentales que toda persona que administra antibióticos para perros debe conocer. El primero es que la utilidad de estos fármacos es exclusiva para las bacterias. No sirven para tratar infecciones virales frecuentes en perros, como puede ser la hepatitis o el moquillo.
En segundo lugar, escoger un antibiótico poco efectivo, administrarlo a una dosis baja o durante tiempo insuficiente tiene consecuencias peligrosas. Las cepas más débiles desaparecen, pero predominarán las fuertes, y estas nuevas bacterias serán resistentes a muchos antibacterianos. De esta manera, será más difícil tratar las futuras infecciones.
Finalmente, recuerda que prescribir y administrar antibióticos para perros es una facultad exclusiva de las personas que cuenten con las cualificaciones necesarias, como son los veterinarios titulados. Así pues, si cuentas con formación en el ámbito de la salud animal y quieres especializar tus conocimientos, no dudes en inscribirte al curso online de farmacia veterinaria que tenemos disponible.